Dir: Edward Zwick (2017)
Al solitario de Jack Reacher le da por ponerse meloso con una comandante del ejército pero para conseguir una cita va a tener que desentrañar una conspiración que lo va a poner en el punto de mira de ejército y autoridades.
La primera Jack Reacher fue una agradable sorpresa en la que se notaba los mimbres de la novela en la que estaba basada a través de una trama compleja pero de fácil digestión. Un buen film que nos presentaba un nuevo anti héroe con nombre propio y una personalidad y manera de actuar y defenderse características.
Así que cuando se anunció una secuela, basada nuevamente en otra novela y dirigida por un director con tablas como Edward Zwick ( El Último Samurai) y que contaba ya con colaboraciones previas con Cruise nada hacía presagiar que como resultado nos íbamos a encontrar una película muy del montón, con una trama vista en demasía y bastante lineal que, eso sí, es entretenida pero se olvida con una facilidad pasmosa.
A eso hay que añadir que en Nunca Vuelvas Atrás contamos con la presencia de una Cobie Smulders sacada directamente del SHIELD de las películas de la Marvel sobre el Capitán América pero que aquí es poco creíble como comandante del ejército y un Tom Cruise que está totalmente acartonado debido a su último tratamiento rejuvenecedor.
No solo es por mencionar nuevamente que el guión de esta película es casi un corre corre de persecuciones que parte de una premisa muy endeble y que, a diferencia de su predecesora donde los personajes secundarios tenían mucho más peso en la trama, en esta no ocurre, acaparando Cruise casi todas las situaciones y, para más inri, cuenta con un clímax poco trabajado que la hace palidecer todavía más comparada con su primera entrega. Sinceramente, esperaba mucho más del regreso de Jack Reacher.
La nota de La Noche
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